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La Revolución Francesa: Un hito en la historia de la democracia

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La Revolución Francesa: Un hito en la historia de la democracia

La Revolución Francesa, también conocida como el período de la Revolución, fue un evento decisivo en la historia de Francia que tuvo lugar entre 1789 y 1799. Aunque su objetivo principal era acabar con el antiguo régimen y establecer una nación basada en los valores de libertad, igualdad y fraternidad, sus ramificaciones se extendieron mucho más allá de las fronteras francesas, definiendo el marco de la democracia moderna y el sistema político que hoy conocemos.

Contexto histórico

Para comprender por qué la Revolución Francesa fue un evento tan significativo, es importante conocer el contexto histórico en el que tuvo lugar. Francia, en ese momento, se encontraba sumida en una profunda crisis económica, política y social. La monarquía absoluta había gobernado a través del poder ejecutivo, el legislativo y el judicial centralizados, pero también habían causado la quiebra económica del gobierno y una insatisfacción generalizada por parte de la población.

El Reino de Francia era una sociedad feudal altamente jerarquizada en la que la riqueza y la influencia estaban en manos de la nobleza, la iglesia y los abogados. A la inestabilidad económica se le sumaba la agitación social que se estaba extendiendo por toda Europa debido al impacto de la Ilustración en la que los filósofos de la época empezaron a defender vea una nueva a ideología que daría paso a la clases medias y a una nueva economía.

El estallido de la Revolución

El 5 de mayo de 1789, ciento cincuenta años después de su primera reunión, se reúne la Asamblea de los Estados Generales para, entre otras cosas, hacer frente a la crisis financiera de Francia en ese momento. Sin embargo, esta asamblea tradicional se convierte en un punto de partida para la inestabilidad política en todo el país. Tras el tratamiento de los graves problemas que asolaban la nación, los tres estados en que se reunían en el Salón de los Clérigos (también llamado Salón Cien), sitio donde se concentraban más los representantes y allí fue donde se gestó el cambio. El rey acabó exigiendo leyes más duras y advirtió que creía que se estaba deslizando hacia una rebelión. La Asamblea, sin embargo, declaró que todos los ciudadanos eran iguales ante la ley y que se negaban a ser tratados como súbditos.

El 14 de julio de ese año, un grupo de revolucionarios se apoderan de la Bastille (una prisión importante utilizada por la monarquía para recluir a sus oponentes políticos) y logran llevar adelante su lucha. Después de este evento, se sucedieron otros que fueron moldeando el nuevo orden: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la abolición del feudalismo y el establecimiento de una monarquía constitucional.

La Constitución de 1791

La primera Constitución francesa fue establecida en 1791. La misma garantizaba los derechos de libertad, propiedad, seguridad personal, y resistencia ante la opresión. Todas estas libertades alcanzadas, vinieron acompañadas de una perspectiva más global, y suelen ser enseñados como los pasos claves para la democratización de Francia. Además, la legislación establece que los diputados de la Asamblea Nacional serán elegidos por sufragio universal masculino y establece un sistema legislativo bicameral.

Es importante destacar que la creación de una Asamblea Nacional fue uno de los primeros pasos hacia la democracia y hacía que las decisiones del gobierno fuesen imparciales, sin tener en cuenta el poder y la influencia que tenían las distintas clases sociales en esa época.

El régimen del Terror

El régimen del Terror, que tuvo lugar entre 1792 y mediados de 1794, es uno de los períodos más oscuros y violentos de la Revolución y se caracterizó por la cantidad de ejecuciones llevadas a cabo por la guillotina. También se tomaron medidas represivas contra las personas que se consideraban oposición o que estaban en contra de la Revolución. Se crearon tribunales especiales y se estableció un sistema de espionaje y delación política.

El fin de la Revolución

Finalmente, el fin de la Revolución Francesa tuvo lugar en 1799, cuando Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado y se autoproclamó Primer Cónsul de Francia. Con su ascenso, la Revolución llegó a su fin y marcó el inicio de una nueva etapa en la historia de Francia.

Conclusión

La Revolución Francesa fue un hito en la historia de la democracia y sentó las bases de los derechos civiles y políticos que conocemos hoy en día. Con la caída de la monarquía y la creación de una constitución, se sentaron las bases de la Libertad, igualdad y fraternidad (libertad de prensa, de expresión, de religión, y el derecho a la vida, a la propiedad privada), lo que llevó a un avance en la igualdad de la sociedad, algo nunca antes visto en el mundo. Si bien hubo momentos oscuros durante la Revolución, el cambio que llevó a cabo en la sociedad fue un gran avance hacia la igualdad y una sociedad moderna.