La crisis de los misiles de Cuba: El momento más peligroso de la Guerra Fría
La Guerra Fría marcó un periodo de tensión y rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, dos potencias mundiales que disputaban la hegemonía mundial. En este contexto, la crisis de los misiles de Cuba fue uno de los eventos más tensos, peligrosos e importantes de dicho periodo.
Los antecedentes de la crisis de los misiles de Cuba
En la década de los 50, los Estados Unidos comenzaron a preocuparse por la presencia soviética en Cuba, ya que Fidel Castro lideraba una revolución comunista que amenazaba con extenderse por toda América Latina. En 1961, se produjo la invasión de Bahía de Cochinos, un intento infructuoso de la CIA y los exiliados cubanos en Miami para derrocar a Castro.
Este fracaso aumentó la tensión entre ambos países, y la Unión Soviética, liderada en ese momento por Nikita Jruschov, decidió enviar armamento a Cuba. El envío de misiles soviéticos a la isla no se hizo en secreto, pero sí se mantuvo oculto que algunos de ellos eran nucleares.
El inicio de la crisis
El descubrimiento de los misiles nucleares soviéticos en Cuba fue el detonante de la crisis. El 14 de octubre de 1962, aviones espía U-2 estadounidenses fotografiaron los emplazamientos de los misiles. Al día siguiente, el presidente John F. Kennedy convocó a su equipo de seguridad nacional para analizar la situación.
El 22 de octubre se produjo el discurso más famoso de Kennedy al respecto: "Esta mañana, tengo una nueva oportunidad para combinar dos asuntos urgentes para la seguridad de este país... Mientras hablo con ustedes, los cohétes soviéticos, con capacidad nuclear y ofensiva, están en camino hacia Cuba". Con estas palabras, el presidente de los Estados Unidos informaba a su país y al mundo la presencia de los misiles soviéticos en Cuba.
La respuesta de Kennedy y la Unión Soviética
Kennedy decidió establecer un bloqueo naval a Cuba para impedir que nuevos lanzamientos de misiles se llevaran a cabo. Esto implicaba que cualquier barco soviético que se aproximara a la isla sería inspeccionado, lo que significaba una clara amenaza de guerra.
La Unión Soviética, por su parte, mantuvo una postura de negación y defensa, asegurando que los misiles no eran nucleares y que no tenían intención de utilizarlos. Jruschov, sin embargo, estaba dispuesto a llevar la situación al límite, ya que quería mostrar al mundo que la Unión Soviética era capaz de competir en términos militares con los Estados Unidos.
La resolución de la crisis
La crisis delos misiles de Cuba duró 13 días, durante los cuales el mundo estuvo al borde de una catástrofe nuclear. El 24 de octubre, barcos soviéticos se acercaron al bloqueo estadounidense, y en una reunión a puerta cerrada, los asesores de Kennedy recomendaron un ataque militar a los barcos.
El general Curtis LeMay, jefe de la Fuerza Aérea de EE. UU, fue uno de los pocos defensores de la guerra. Sin embargo, Kennedy entendió que no podía permitirse una guerra nuclear y decidió reforzar el bloqueo y negociar con los soviéticos.
Finalmente, Jruschov decidió retirar los misiles nucleares de Cuba a cambio de que los Estados Unidos concretaran la promesa de no invadir la isla y retiraran los misiles estadounidenses de Turquía. La crisis había terminado sin guerra nuclear, pero el mundo había estado al borde del desastre.
Consecuencias de la crisis
La crisis de los misiles de Cuba supuso un antes y un después en la Guerra Fría. Los Estados Unidos y la Unión Soviética tomaron conciencia de que un conflicto nuclear podía tener consecuencias catastróficas para todo el planeta y comenzaron a buscar otras formas de solución a sus diferencias.
Además, la crisis supuso un aumento en el protagonismo de la figura de Kennedy en el mundo. Gracias a su habilidad para negociar, evitar una guerra nuclear y salir con ventaja en la resolución de la crisis, Kennedy se ganó la admiración de otros líderes mundiales y se convirtió, en cierta medida, en el salvador del mundo.
Conclusiones
La crisis de los misiles de Cuba fue el momento más peligroso de la Guerra Fría. Una crisis que mantuvo en vilo al mundo durante 13 días, y que estuvo a punto de desatar un conflicto nuclear, y con ello, la tercera guerra mundial. Sin embargo, la postura responsable de John F. Kennedy y Nikita Jruschov, permitió que se encontrara una solución pacífica al conflicto, abriendo la puerta a futuras negociaciones y al intento de establecimiento de una cooperación entre los dos enemigos de la Guerra Fría.